Que utilicen sus tribunas para denunciar corrupción en el movimiento de "no mentir, no robar y no traicionar" es muy grave.
Dicen que la ropa sucia se lava en casa, y más cuando está muy percudida, pero esa consigna no la siguieron los líderes legislativos de Morena, que ventilaron en público sus diferencias por la disputa de dinero… ¡que ni siquiera es de ellos!
El pleito lo inició el líder del Senado, Adán Augusto López, quien desde la Cámara alta denunció "un par de negocitos añejos" por varios millones, compromiso que, dice, heredaron.
Aunque nunca mencionó el nombre de su antecesor, Ricardo Monreal, líder de la Cámara de Diputados, éste se puso el saco y respondió que está limpio, y que si hay alguna prueba en su contra, se proceda legalmente.
A través de un video, el zacatecano aseguró que la molestia de Adán Augusto es porque cree que desde San Lázaro le rasuraron el presupuesto al Senado para 2025, pero que eso es falso, pues en términos reales le aumentaron 3 por ciento.
Que la Cámara alta tiene un fideicomiso –ésos que Morena tanto odia– de más de mil millones de pesos, que lleva años sin ser tocado, por lo que los senadores no van a sufrir por recursos.
El tiro está buenísimo, pues se trata de dos abogados; ambos formados en el viejo PRI; exgobernadores de sus respectivos estados; cabezas en el Poder Legislativo y en un tiempo muy cercanos a Andrés Manuel López Obrador.
Estos personajes no son menores en la 4T. Si bien no están en su mejor época, ocupan posiciones clave para la consolidación del proyecto que se inició en el sexenio pasado, y sus diferencias no ayudan en nada al actual.
Que sean adversarios no tiene nada de raro, en la política es común. Pero que utilicen sus respectivas tribunas –sobre todo el tabasqueño– para denunciar corrupción en el movimiento de "no mentir, no robar y no traicionar" es muy grave.
Personajes de esa talla no escalan un pleito así por error o inexperiencia. Adán Augusto podrá ser muy líder del Senado, pero no se manda solo; debió estar consciente del escándalo que armaría.
¿Por qué no lo habló en corto con Monreal o con la superioridad para evitar que la sangre llegara al río? O a lo mejor sí lo hizo, pero no fue escuchado, y por eso detonó la bomba, que no le viene nada bien a Morena, sobre todo cuando todos ven el riesgo de una división profunda.
Porque el reto que se lanzan Ricardo y Adán Augusto, de ir hasta el ámbito penal, ha dividido a los integrantes de ambas cámaras, que no quieren verse inmersos en el pleito.
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