La Iglesia Católica le reprocha al gobernador de Sinaloa su negativa de no actuar contra la violencia

Martín Aguilar

Es reprobable el brutal y artero asesinato de Antonio Jesús de 40 años, de sus dos hijos y sobrino, Gael, Alexander y Adolfo, el domingo 19 de enero, por un cobarde grupo de hombres armados que los atacaron a balazos dentro de su vehículo, les segaron la vida como si fuera algo "normal y ordinario" en una entidad en franca guerra.

 

Fue otro de los "efectos colaterales" de la violencia en Sinaloa. Marcó profundamente a la sociedad indefensa y es una dolorosa muestra del estado de cosas de un país en decadencia, afirmó el Centro Católico Multimedial.

 

Es lamentable que las autoridades utilicen las mentiras como recurso aparente de su verdad afirmando que todo esto son maniobras que tratan de desestabilizar a un gobierno "decente y probo" como el de Sinaloa cuyo gobernador, dice, que "todo está perfectamente bien" y los enemigos son "quienes politizan la violencia". Cuatro ahora están muertos, tres de ellos niños. Ellos no eran los enemigos.

 

El organismo católico resaltó que una extraña y rara "plenaria regional" de diputados federales del grupo oficialista, comandados por su coordinador y el presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, se realizó en Culiacán para respaldar a un gobernador "de calidad moral, académico, autor de libros, pero sobre todo un hombre congruente con la izquierda de este país, que ha luchado durante décadas por la democracia en México… "un hombre de estado", dijeron los "reputados" dirigentes del grupo mayoritario en San Lázaro.

 

En el editorial titulado "Perfectamente bien", resaltó que y ¿Para qué la reunión? Para demostrar la absoluta confianza de que Sinaloa volverá a los cauces de la legalidad y en solidaridad con el pueblo que no ve la paz.

 

Sino en los sepulcros cuando, desde el inicio de la violencia entre grupos del crimen, más de mil homicidios se han provocado, los daños a la economía son desastrosos, más de 6 mil empresas han cerrado, 25 mil empleos se han perdido, se disparan las desapariciones forzadas.

 

Aumentan los crímenes por violencia de género y, en general, más de 18 mil familias se han visto obligadas a desplazarse de manera forzosa porque, simplemente, sus comunidades, ciudades y lugares de origen, ya no ofrecen los mínimos de seguridad y estabilidad para vivir.

 

En el CCM señaló que lo mismo destapó y confirmó lo que todos sabemos: la negligencia, indolencia y corrupción de gobierno artificial sostenido por el narcopoder que ha vendido su alma y vocación política a los demonios de crimen, esos mismos a los que se les debe mucho para seguir afianzando su imperio dentro de un estado fallido, frágil y, cada vez, más desestabilizado.

 

Este artero crimen llevó a los culiacanenses a tomar las calles en una movida de franco hartazgo hacia el gobierno decrépito sostenido también por los correligionarios, ahora cómplices políticos.

 

Destacó: "tranquilo, cómodo y aparentemente seguro en su despacho del palacio de gobierno, quiso atender este crimen desde el escritorio mientras, en las calles, todo implosionó".

 

Esto hizo que el "pueblo bueno" tomara el despacho del mismo gobernador mientras, atrincherado, sólo respondió como los cobardes lo hacen: escondiéndose, asegurando que en Sinaloa se vive en calma.

 

La situación llegó a punto que los cómplices del gobernador no podían dejar solo a su narco títere. 

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