Rebeca Marín
Convertido en el proyecto de movilidad más costoso de la zona metropolitana, al aumentar más de tres veces su presupuesto original, el Tren México-Toluca El Insurgente no sólo está calificado como el más opaco en materia de utilización de recursos, sino como el de mayor demora, debido a que su construcción se ha prolongado en tres sexenios y lleva un retraso en su terminación de ocho años.
Bautizado por el ex Presidente Andrés Manuel López Obrador con el nombre de El Insurgente, y anunciado en diciembre de 2012 durante el arranque del régimen presidencial de Enrique Peña Nieto, pero iniciado en 2014, con un plan de construcción de tres años (es decir, que debió haberse terminado en 2017), el Tren México-Toluca, aun sin concluir, registra un incremento en su costo de 262.9%.
El presupuesto original para terminar la obra fue de 38 mil 608 millones de pesos, pero al paso de los años y con el prolongado tiempo de retraso que presenta, la cifra se disparó a 140 mil 134 millones 800 mil pesos, de acuerdo con la actualización de cartera de inversión de la Secretaría de Hacienda, lo que representa un aumento de 262.9%.
A pesar de las frecuentes promesas del ex Presidente Andrés Manuel López Obrador de terminar la obra antes de que concluyera su sexenio, el proyecto de construcción de El Insurgente ha rebasado todas las expectativas gubernamentales.
Datos del avance físico y financiero de los programas y proyectos de inversión de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, correspondientes al tercer trimestre de 2024, apuntan que el desarrollo de la obra lleva un 93% de avance, y este año estaría cumpliendo once años de construcción, el mayor tiempo jamás registrado para una obra de movilidad en la era moderna.
La construcción del Tren México-Toluca ha estado envuelta en polémica y controversia por la opacidad con la que se han conducido las autoridades encargadas del proyecto, al grado de que el Instituto Mexicano para la Competitividad, meses después del inicio de la administración de López Obrador, manifestó que había un sobrecosto no justificado en El Insurgente.
La obra fue calificada en ese entonces como inviable y no rentable socialmente, al haberse salido -desde entonces- de los parámetros establecidos, conforme a los criterios de un estudio de dicho instituto sobre el costo-beneficio del proyecto.
Aquella ocasión, Max Kaiser, quien se venía desempeñando como director de Anticorrupción del Instituto Mexicano para la Competitividad, advirtió que la obra (en 2018) costaría por lo menos 20 mil millones de pesos más a lo originalmente presupuestado.
"Me apena decir que no sé cuánto va ejercido. No nos han compartido cuánto se ha gastado de cada contrato, ni cuántos convenios modificatorios ha habido y de qué se trata en cada caso", dijo en alusión a la falta de transparencia en la utilización de los recursos.
Desde luego, el gobierno federal rechazó los señalamientos y aseguró que los dineros estaban claramente ejercidos y que, en todo caso, los ajustes registrados eran en función de los parámetros
El Tren México-Toluca, que ha estado en gestiones durante tres sexenios (el de Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador y el de Claudia Sheinbaum Pardo) estará costando mucho más que lo invertido en la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), solo por considerar una de las magnas obras de los últimos años.
En un principio, cuando se dio a conocer desde la conferencia mañanera el plan para edificar la nueva terminal aérea en los terrenos de Santa Lucía, en el Estado de México, después de la cancelación del aeropuerto en Texcoco, luego de una consulta popular, según el gobierno de López Obrador, el costo original del AIFA era de 75 mil millones de pesos, pero al final, tras su inauguración el 21 de marzo de 2022, el costo fue de más de 104 mil 531 millones de pesos, de acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
En la comparativa de uno y otro proyecto de transporte, el costo de El Insurgente frente a la inversión del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles es 34% superior, tomando en cuenta los 104 mil 531 millones de pesos que costó la terminal aérea y los 140 mil 134 millones del Tren México-Toluca, sin que esté terminado.
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