Coordenadas Políticas/Martín Aguilar/Cínico y desvergonzado

Con enorme descaro y sin vergüenza alguna, el remedo de sacerdote Alejandro Solalinde se metió en un terreno más diabólico que celestial, luego de que insultara a Isabel Miranda de Wallace, una destacada mujer que, en vida, se enfrentó con mucho garbo a la delincuencia organizada como activista y fundadora de la organización Alto al Secuestro. Alberto Capella, ex comisionado de la Policía de Tijuana, la destacó en un mensaje en su cuenta de X como la "ferviente lucha" de la fundadora de Alto al Secuestro para erradicar este delito, calificándola como una "mujer valiente".

 

El controversial pero institucional mensaje del capellán y pollero de Dios deja ver con claridad el fondo politiquero de quien trabaja para el oficialismo mesiánico, al calificar a la recientemente fallecida y presidenta de la asociación civil Alto al Secuestro "Wallace la anti- mujer". Estoy seguro que la justicia divina hará su trabajo con el clérigo cobarde. Un hombre miserable, un servil funcionario del gobierno de la 4T en asuntos migratorios, sancionado ya por su rebeldía de no respetar el derecho canónico.

 

El padre misógino y también director de Albergue para Migrantes Hermanos en el Camino, aseveró "Qué suerte que no tuvo que enfrentar lo que le espera a Norma Piña". Así pues, el hombre podrido de Dios, Alejandro Solalinde presenta un cuadro existencial muy visible, con sombras dramáticas al borde del abismo, que tendrá que enfrentar ante su retumbante entreguismo y rodeado de la vacuidad más siniestra. Desde el pulpito de palacio se escuchan voces defendiendo lo indefendible, pero será el silencio fantasmagórico y desolador, un vació inerte que, seguramente, en unos días, vociferará con tono desesperado en su soledad radical, como bien lo dice el poema "Un hombre Podrido".

 

El padre Solalinde es un hombre sin honor, la emoción del rencor podría haber interferido con su posibilidad para actuar como portavoz de Palacio, con la impureza de su corazón necesaria para realizar el trabajo sucio. Su evidente misoginia evidenció también una de las emociones humanas más fuertes; puede bloquear el sentido común y el pensamiento inclusive de la gente más sabia; es uno de los sentimientos más difíciles de controlar. Una energía diabólica pues difícil de superar.

 

Entiendo que la necesidad y el hambre pudiesen vulnerar el pensamiento de algunas personas, pero, el actuar de manera deshonesta o inmoral del padre Alejandro Solalinde, deja mucho que desear. Su protagonismo puso en claro que no siente remordimientos ni consideró las consecuencias éticas de sus comentarios. En otras palabras, es un curita «sin escrúpulos» no se detiene ante nada para lograr sus objetivos, incluso si eso significa dañar a otros o violar normas éticas. Espero que pronto sea excomulgado, por su constante rebeldía, cuya sanción debe ser la dimisión de su "condición de clérigo", es decir, la reducción al estado de laico. Su falta de conciencia moral y de empatía, manipulando o tomando decisiones perjudiciales están por encima del bien público. 

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