Rebeca Marín
Para combatir de manera frontal la crisis hídrica que enfrenta la capital, el Gobierno de la Ciudad de México anunció una nueva estrategia de gestión operativa para la red hidráulica, con la que se busca recuperar hasta 600 litros de agua por segundo, lo equivalente a la producción de 10 nuevos pozos profundos.
La medida, presentada por la jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, contempla una inversión inicial de 200 millones de pesos para adquirir equipos de alta tecnología que permitan detectar y atender fugas, especialmente las que no son visibles a simple vista y que representan un gran porcentaje del desperdicio de agua en la ciudad.
"Con estos nuevos equipos triplicaremos la capacidad de detección de fugas no visibles. Es un paso firme hacia la eficiencia en el uso del agua, un recurso que ya no podemos darnos el lujo de perder", afirmó Brugada.
Entre el nuevo equipo adquirido por la Secretaría de Gestión Integral del Agua (Segiagua) destacan herramientas de última generación para el diagnóstico y reparación de fugas subterráneas:
• 15 geófonos avanzados, para la identificación precisa de fugas en redes de agua.
• 4 corredores de hidrófono, eficaces en zonas con baja presión hidráulica.
• 100 unidades de prerelocalización, para delimitar zonas de afectación.
• 4 cámaras robotizadas de video inspección para tuberías de 4 a 60 pulgadas.
• 4 cámaras de empuje manual, ideales para inspecciones rápidas en ductos pequeños.
• 5 detectores de tuberías plásticas y metálicas, útiles para trazar redes no visibles.
• Trazadores de toma y detectores de tapa, que agilizan la labor de campo.
Estas herramientas permitirán al personal técnico hacer detecciones más rápidas, precisas y menos invasivas, lo que reducirá significativamente los tiempos de reparación.
Metas ambiciosas: triplicar la atención a fugas
Según informó Brugada, solo en 2024 se atendieron 30 mil fugas visibles. La meta para 2025 es triplicar esa cifra y llegar a 60 mil intervenciones, mientras que en 2026 se proyecta alcanzar 100 mil atenciones anuales, gracias a la ampliación de cuadrillas y al uso de tecnología especializada.
Además, este año se contempla la reparación de al menos 4,500 fugas no visibles, las más difíciles de detectar pero que generan pérdidas continuas.
Una estrategia integral
La nueva política pública contra fugas está basada en cinco líneas de acción:
1. Detección y reparación de fugas subterráneas no visibles, con tecnología de punta.
2. Atención inmediata a fugas visibles, canalizadas por el C5 y otros sistemas de reporte ciudadano.
3. Campañas de concientización y detección en viviendas particulares, para reducir desperdicios en los hogares.
4. Control de "fugas administrativas", es decir, consumos irregulares o no registrados en comercios e industrias.
5. Sustitución de redes hidráulicas en zonas con infraestructura obsoleta o deteriorada.
Por un uso más justo y eficiente del agua
Brugada subrayó que el combate a las fugas es un tema de justicia social y ambiental:
"No podemos seguir perdiendo agua por debajo del pavimento. Cada gota cuenta. Esta estrategia no solo es técnica, es un acto de responsabilidad con el futuro".
Con estas acciones, la CDMX no solo apuesta por mejorar su infraestructura, sino también por garantizar el derecho al agua para todas y todos, en una ciudad que enfrenta sequías severas y una creciente presión sobre sus mantos acuíferos.
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