Fwd: La Barriada/Martín Aguilar/Morena al viejo estilo del PRI

En la elección presidencial de 1988, el entonces Frente Democrático Nacional fue víctima de lo que llamaron un "fraude de Estado", en el cual el gobierno en turno compró votos, manipuló resultados, desapareció gente y despilfarró recursos públicos.

 

Ese fraude electoral, el primero que se fraguó en contra de la izquierda —en ese entonces encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano como su candidato presidencial—, es el origen de lo que más tarde fue el PRD, la izquierda organizada del país.

 

La lucha por la defensa de la democracia costó muchas vidas, pero fue el inicio de la democratización del país, tras varias décadas de dominio priista, partido que nunca se limitó para utilizar las instancias del Estado a su favor, sin el menor recato.

 

Así fue hasta el año 2000, cuando el panista Vicente Fox ganó la Presidencia de la República y, luego de 70 años, el PRI se tuvo que ir del poder, al cual regresó brevemente 12 años después, y en 2018 lo volvió a perder ante Morena.

 

Muchos de los que lucharon entonces por la democracia, exigiendo acabar con el uso de los instrumentos del Estado en contra de la oposición, están hoy en el gobierno de la llamada Cuarta Transformación.

 

Después de que en 2021 fueron derrotados en la Ciudad de México y en el Edomex, dos de las canastas de votos más importantes del país, quedó en claro que su desgaste como gobierno llegó vertiginosamente.

 

Aunque ambas derrotas fueron dolorosas, en especial caló la que le achacaron a Claudia Sheinbaum, que perdió la joya de la corona y bastión del obradorismo, situación que la dejó mal parada ante el inquilino de Palacio Nacional.

 

Lejos de castigarla, el Presidente la cobijó y la puso como la favorita para sucederlo. Le envió operadores y le ha levantado la mano en varios eventos, para dejar claro dónde está su corazón.

 

Con ese apoyo, Sheinbaum se enfrenta a otra gran prueba el próximo domingo —fecha en que se realizará la consulta para la revocación de mandato—, ya que prometió a Palacio Nacional que la CDMX aportaría 3.5 millones de votos, cosa que, obviamente, no logrará.

 

Pero el hecho de que no lo vaya a lograr no le impide poner al servicio de Morena todos los recursos del Estado, a fin de que puedan retacar las casillas sin importar cuántas veces sea violada la ley.

 

Ni funcionarios, colaboradores o diputados de la 4T tienen el más mínimo recato para promover la consulta del domingo, pese a que está prohibido por la veda que marca la Ley Electoral aprobada por ellos mismos.

 

Con qué facilidad se olvidaron de la lucha que muchos de ellos dieron en contra de las elecciones de Estado con las que se aplastaba a la oposición. Hoy son ellos quienes derrochan recursos públicos y usan su infraestructura para aplastar a sus enemigos.

 

Igualitos que el PRI, al que tanto odiaban y al que hoy ya los superan. 

 


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