La Barriada/Martín Aguilar/El PRI revive en Morena

El dinosaurio vive y ahora es de piel morena; pasó de ser el político de todas las soluciones, al que todo lo divide, destruye y corrompe.

 

Solo cambió de color, pero potenció el arte de la triquiñuela, la amenaza, el contubernio y la impunidad.

 

En el 2000, el impensable Vicente Fox acabó con el viejo régimen y lo sacó de Los Pinos. Sólo 12 años duró la luna de miel panista.

 

Volvió el tricolor, seis años pero el partido que se inundó de políticos del pasado, lo sacó de Los Pinos en 2018.

 

A partir de esa fecha y hasta las elecciones del pasado 5 de junio, Morena logró el triunfo en una veintena de estados.

 

¿Cómo le hizo? La corrupción, compra de votos, violación a la ley y apoyo del crimen organizado, fueron clave.

 

¿El resultado arroja una real o falsa democracia? ¿Morena es un partido o sólo un movimiento, convertido en maquinaria que compra de votos y conciencias?

 

Presumieron ganar seis de seis; quedaron cuatro-dos, y estuvieron en riesgo de quedar tres-tres.

 

El 5 de junio se volcó todo el aparato de Estado, con todos los recursos públicos de los programas sociales para la adquisición del sufragio a precios regalados.

 

¿En dónde quedaron los proyectos y propuestas de gobierno? "No son iguales", usan la cantaleta convertida en hartazgo. Y no lo son. Resultaron de lo peor.

 

La metamorfosis del Presidente López Obrador de luchador social y demócrata, pasó al intolerante que miente como habla y aspirante a imitar a los dictadores de América Latina.

 

En los hechos, encabeza un falso partido pues Morena tiene cuerpo de dinosaurio que lleva dentro a sus más conspicuos representantes:

 

López Obrador, los encabeza con 14 años como priista; Manuel Bartlett Díaz, 30 años; Esteban Moctezuma, 25 años; Ricardo Monreal y Alfonso Durazo, 23 años, respectivamente.

 

La lista sigue y también forma parte de la misma el canciller Marcelo Ebrard, con una carrera tricolor de 18 años, además del hoy repudiado por Morena, Porfirio Muñoz Ledo, con una militancia de 33 años.

 

Para no ir tan lejos, de los candidatos de la pasada contienda para la gubernatura, ninguno surgió de Morena. Todos tienen antecedentes en otros partidos.

 

Los triunfadores en Tamaulipas, Américo Villarreal, salió del PRI al igual de Julio Menchaca, en Hidalgo; Salomón Jara de Oaxaca, surgió del PRD y Mara Lezama de Quintana Roo, emigró del PVEM.

 

Incluso las candidatas perdedoras no son de piel Morena. Marina Vitela de Durango, fue priista y Nora Ruvalcaba de Aguascalientes, salió de las filas perredistas.

 

¿Cuál transformación? ¿Sólo de color? Las mañas y añejos vicios son los mismos, pero potenciados con el uso y abuso descarado de recursos públicos.

 

Ese es el partido en el gobierno. Nada cambia, sólo se transforma con mayor perversión. 

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