El viernes pasado ocurrió en la estación Velódromo de la Línea 9, cuando un vagón comenzó a incendiarse ocasionando el pánico de los pasajeros, quienes corrieron de un vagón a otro tratando de ponerse a salvo de las llamas ocasionadas por una explosión.
La angustia de los usuarios se reflejaba en sus rostros, sobre todo porque no podían abandonar el tren, y aún está fresca la tragedia de 2021 en la Línea 12, donde 26 personas murieron y más de cien resultaron heridas.
Las autoridades intentaron minimizar el hecho culpando a uno de los usuarios, quien supuestamente dejó caer un paraguas a las vías ocasionando un cortocircuito.
Ayer por la mañana ocurrió otra explosión, ahora en la Línea 2, entre las estaciones Xola y Villa de Cortés, que obligó a los trenes a detener su marcha y desalojar por las vías a cientos de angustiados pasajeros.
Antes de la tragedia en la Línea 12, se incendió y quedó destruido el Centro de Mando del Sistema de Transporte Colectivo, al estallar su vetusto equipo. Previo a ello hubo un alcance de trenes en la Línea 1, donde murió una persona.
La entonces directora del Metro, Florencia Serranía, siempre negó que hubiera falta de mantenimiento e, incluso, ante diputados locales, se definió como la gerente de Mantenimiento del STC, para estar más al pendiente.
Luego de esas tragedias, sobre todo la de la Línea 12, Florencia se desdijo y aclaró que ella simplemente era la directora del Metro.
A pesar de su probada ineptitud, Claudia Sheinbaum siempre la ha protegido y ni siquiera permitió que fuera a Donceles a explicar la tragedia. Menos que Ernestina Godoy, fiscal de la CDMX, se atreviera a llamarla ante el Ministerio Público, faltaba más.
La lógica indicaba utilizar a Serranía como fusible, para que la descarga no llegara al Antiguo Ayuntamiento, pero Claudia se aferró a exculparla y ahora tiene que cargar con todo el descrédito.
Una de las cosas que más presume la jefa de Gobierno es haberle dado movilidad a la capital, cuando, en los hechos, tiene parada la Línea 12 hace más de un año; ayer paró la Línea 2 y en unos días detendrá la Línea 1, para darle mantenimiento.
Ningún gobierno en la historia de la CDMX había ahorcado la movilidad de los capitalinos de esta forma. Cuando no es el Metro son los microbuses; cuando no, los taxistas y, por si fuera poco, ahí están los manifestantes, pues la 4T "no reprime".
La realidad es que los capitalinos más necesitados, esos a los que el gobierno dice defender, son los más perjudicados. Otro tache para la jefa... en plena precampaña.
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