Coordenadas Políticas/Martin Aguilar/La sangre electoral

El resto de las demás agresiones se distribuye entre secuestros, desapariciones y otras formas de violencia.

 

Guerrero, Michoacán y Morelos, son las entidades con el mayor número de víctimas registradas.

 

Durante el periodo que abarca el análisis, 127 candidatos han sido víctimas de violencia, lo que equivale a un aspirante agredido cada 48 horas.

 

Los candidatos que se encuentran en mayor vulnerabilidad, son los municipales que concentran el 73.4% de las agresiones.

 

Respecto a los aspirantes a cargos federales el porcentaje alcanza el 14.5% y los de nivel estatal el 7.3%.

 

Del total descrito, se registraron 72 amenazas, 24 asesinatos y 16 atentados con armas de fuego; el resto consistieron en secuestros u otras formas de violencia.

 

En promedio los candidatos de la oposición recibieron más ataques a nivel estatal.

 

Jalisco, Colima, Tabasco y Sinaloa, concentran el cien por ciento de las agresiones en contra de candidaturas del bloque opositor.

 

Sin embargo, del lado oficialista, es decir en el terreno de Morena, las agresiones también han sido letales.

 

El asesinato más reciente y que provocó escozor entre la clase política, fue el de Bertha Gisela Gaytán, candidata a la presidencia municipal de Celaya.

 

Gaytán encabezaba un acto de campaña y se había referido a la seguridad, cuando fue ejecutada de sendos disparos.

 

El caso es que la inseguridad en contra de los candidatos es galopante, por lo que han tenido que recurrir a la protección de elementos de la Guardia Nacional.

 

Durante un acto de campaña de la candidata a la alcaldía de Álvaro Obregón en la Ciudad de México, Lía Limón, el aspirante panista diputado federal, Jorge Triana arribó al evento custodiado por cuatro personas de corte militar.

 

Durante la firma del convenio con el Instituto Nacional Electoral (INE) para brindar seguridad a los candidatos, se acordó que sólo se les otorgaría a los aspirantes de nivel federal.

 

A todas luces se trata de una estrategia coja porque deja en la indefensión a los candidatos municipales y estatales. El resultado: un baño de sangre. 


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