Los resultados del ejercicio, que fueron mantenidos en reserva, revelaron a la alcaldesa que en la capital del país salía segunda en las preferencias electorales, sólo tres puntos detrás del panista Santiago Taboada.
Sus números indican que, incluso estaba dos puntos arriba del entonces priista Adrián Rubalcava, aunque extrañamente en la alcaldía que ella gobernaba, la gente no la apoyaría para reelegirse.
Con esos datos descartó un segundo periodo, y se enfocó en buscar una curul federal —por aquello de que ésas sí tienen fuero—, pues estaba segura de que la población del resto de la ciudad la apoyaría; así lo afirmaban sus números.
En esas andaba cuando se le atravesó Rubalcava, quien buscaba hacer una ronchita con ella, con el perredista Luis Espinosa Cházaro y con el alcalde de Magdalena Contreras, Gerardo Quijano, a fin de presionar a la alianza a que le dieran la candidatura capitalina, y a sus aliados otras posiciones.
Ya todo mundo sabe la historia del ficticio amorío entre Sandra y Adrián, que más bien fue una especie de reality show —de ésos que tanto gustan a algunos sectores de la población—, y que no acabó bien ante la falta de pericia del alcalde de Cuajimalpa, al negociar los espacios.
Con su amado ya en los brazos de Morena, luego de que abandonara el PRI, Cuevas se quedó huérfana; la oposición le cobró haberlos acusado de intentar extorsionarla cuando ganó la alcaldía en 2021, y en la 4T no sería recibida por nadie.
Fue por eso que aceptó la oferta de Dante Delgado para ir por el MC en busca del Senado. Dicen que el conducto fue Ricardo Monreal, a quien todo mundo ve como el referente político de la exalcaldesa.
Ese dato es precisamente el que se le puede revertir a los Monreal en Cuauhtémoc, pues como todo mundo relaciona a Sandra con él, creen que su hija Catalina —candidata de Morena a la alcaldía— es una herencia de la exalcaldesa.
Aquí es donde pesa la encuesta que mandó a hacer Cuevas y que le indicaba que en Cuauhtémoc no querían su reelección. Obviamente su gobierno no había convencido, por mucho que su estilo bronco gustara en el resto de la capital.
Como la gente de esa alcaldía cree que Caty es una de las posiciones que le concedieron a Monreal para que doblara las manos tras perder la candidatura presidencial, y que Sandra es posición de él, por lo tanto, su hija representaría la continuidad de su gobierno.
Ahora se presenta una encrucijada para los Monreal en esa alcaldía, pues, si rompen con Cuevas, estarían renunciando a que los pocos o muchos apoyos de todo tipo que la hoy aspirante al Senado tenga, caigan de su lado.
Eso sin contar que la propia Sandra no llegaría al Senado y quedaría, además de huérfana, a merced de su sucesora.
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