La estrategia de las impugnaciones es una herramienta destinada básicamente a la oposición en turno.
El recurrir a los tribunales electorales, es la única ruta para hacer frente a los abusos del poder.
Morena es un movimiento eclipsado con el poder del Presidente para imponerse y pretender aplastar a los partidos opositores.
Muy lejos quedó su reclamo de democracia, pluralidad y respeto al derecho de las minorías a participar en política.
Y es claro que no hay límites para arrogarse el poder a costa de quien sea y como sea.
Por ejemplo, buscan hacer creer que la sobrerrepresentación es legal y lo común para hacerse de una mayoría aplastante en el Congreso de la Unión.
En otros espacios del territorio nacional, han arrebatado con artilugios los escasos triunfos de la oposición.
De manera alevosa, le quitaron algunas victorias a la alianza PAN, PRI y PRD en Zacatecas y Tabasco.
Quieren todo el poder, a toda hora, en todo momento y en cualquier sitio. Es el camino al autoritarismo.
Se trata de un gobierno que lleva de satélite a su partido y aliados, para buscar enquistarse en todas las esferas del poder.
Han sido arrastrados hasta un terreno demencial por su mesiánico líder, quien está a punto de dejar el poder.
Por eso, busca dejar su sello imponiendo la mayor cantidad de funcionarios en el gabinete de Claudia Sheinbaum.
Donde es más seguro que López Obrador continúe dominando, es en Morena, donde quiere al frente a Luisa María Alcalde, carente de experiencia.
El mandatario ha hecho a un lado a los más avezados dirigentes políticos que lo ayudaron a conquistar el poder.
¿La razón? ¿Que no le hagan sombra? Una característica de López Obrador, que prefiere perfiles de reducida capacidad política e intelectual.
Con solo presenciar una sesión de la Cámara de Diputados o del Senado, los legisladores de Morena exhiben su nula capacidad político parlamentaria.
Desconocen que la Cámara Baja es la casa de la resonancia de la pluralidad, donde parlar es base del acuerdo y el entendimiento.
Pero Morena y el Presidente pretenden doblegar a los tribunales a punta de amagos, intimidación y chantaje, a fin de que les otorguen la mayoría calificada.
Así es como la impugnación como instrumento de defensa jurídica debe llevarse a cabo hasta sus últimas consecuencias.
La ley debe prevalecer por encima de ambiciones personales, abusos de poder y tentaciones autoritarias.
Los partidos de oposición están obligados a refrendar su papel como estructura de fortaleza y equilibrio político.
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