Conforme se van digiriendo las tareas del gabinete que acompañará a Clara Brugada en la Jefatura de Gobierno, ya hay quienes señalan que habrá que cuidarle las manos a Tomás Pliego, titular de la nueva Secretaría de Atención Ciudadana.
Que el peligro no estará con Araceli Damián, virtual secretaria local de Inlusión y Bienestar, de quien dicen es una dama, sino de los enjuagues que con ésa y otras áreas quisiera hacer Pliego, con el objetivo de armar una estrategia electoral para Morena en los próximo años.
Su nombre salió desde que empezaban a sonar los probables miembros del gabinete de Brugada; primero como secretario de Seguridad Ciudadana, pero se le atravesó Pablo Vázquez; después en la Secretaría de Gobierno.
Ninguna de ésas se le hizo, pero a cambio fue premiado con Atención Ciudadana, que será una de las tres nuevas secretarías de este gobierno, y con la que buscarán amarrar desde el principio a los futuros votantes.
Porque, seguramente, se valdrá de los siervos de la nación y demás fauna guinda que pulula en los territorios. Dicen que Tomás se cayó para arriba, pues tendrá una área desde la cual puede hacer su ronchita política.
Se encargará de atender prácticamente todas las demandas de la ciudadanía, sobre todo en lo referente a protestas, servicios y programas gubernamentales, lo que le dará gran poder de gestión ante los ciudadanos.
Y como ahora desde El Zócalo se manejarán todos los programas sociales, desplazando a los alcaldes, a lo mejor Pliego piensa que podría incidir ahí. Ante ello, en el entono de Clarita suena la diputada Martha Ávila como probable superdelegada de Programas en la CDMX.
Como quiera, está claro que la prioridad de Brugada será fortalecerse territorialmente en la capital, para ser ella quien decida no sólo las políticas públicas, sino también las candidaturas más importantes de 2027 en adelante.
No por nada, tanto Andrés Manuel López Obrador como Claudia Sheinbaum le dejaron varias cuñas, aunque eso no la detendrá… a lo mucho la retrasa un poco.
Será difícil frenar, porque mientras ella con una buena chaineada a la capital podrá presumir un buen arranque, probablemente al gobierno federal no le vaya igual, pues desgraciadamente las cosas empiezan a descomponerse.
Cuestión de ver el problema que el Presidente le dejará a su sucesora con la imposición de su plan C, que no solamente es rechazado por los sectores más importantes del país, sino también por buena parte de la comunidad internacional.
Es claro que López Obrador no piensa dar marcha atrás, pues cree que debe dejar un legado que le permita pasar a la historia como el impulsor de una Cuarta Transformación, sin importar que ésta sea la destrucción de la democracia.
Además, ya no le tocará lidiar con las protestas por la inminente reforma al Poder Judicial que impondrá; él ya se va y la bomba la tendrá que desactivar su sucesora, si no quiere que le estalle.
Hasta pareciera que quiere que a Sheinbaum le vaya mal.
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