La desnutrición es un estado agudo, subagudo o crónico caracterizado por la insuficiencia de nutrientes necesarios para satisfacer al organismo, lo que conlleva cambios en la composición corporal, como la disminución del compartimento graso y/o muscular, afectando la capacidad del cuerpo para responder ante una enfermedad, así como en su tratamiento.
Si bien la desnutrición en términos generales trae consigo graves consecuencias para la salud, de acuerdo con la Dra. Cynthia Vega Director de Relaciones Medicas de PiSA Farmacéutica, es en los pacientes hospitalizados donde el padecimiento puede complicarse debido a factores como la baja ingesta de alimento, la inadecuación nutricia y la presencia de múltiples comorbilidades, incluso el estrés de estar en un ambiente hospitalario.
La desnutrición hospitalaria se refiere a la condición en la que los pacientes ingresan o desarrollan un estado de desnutrición durante su estancia en un hospital. Este problema es crítico porque se ha asociado con una amplia gama de consecuencias negativas, incluyendo resultados clínicos desfavorables, estancias hospitalarias más prolongadas, mayores costos de atención y un aumento en la mortalidad.
En México, donde la prevalencia de riesgo de desnutrición hospitalaria se estima en un 43% de acuerdo con la Revista de Nutrición Clínica y Metabolismo, la detección temprana a través de métodos de tamizaje es fundamental para prevenir sus consecuencias.
Los métodos de tamizaje nutricional se deben realizar las primeras 24 a 48 horas ya que permiten identificar rápidamente a los pacientes en riesgo y justificar una evaluación más detallada. Estos se basan en la evaluación de la condición actual del paciente, la estabilidad de su salud, la posibilidad de empeoramiento y el riesgo de aceleración del deterioro nutricional. Al identificar a los consultantes en riesgo, es posible implementar una intervención nutricional adecuada que pueda mejorar significativamente los resultados clínicos.
La desnutrición hospitalaria es un problema multifactorial influenciado por factores biológicos, socioeconómicos, psicológicos y clínicos. Por ejemplo, la edad avanzada es un factor de riesgo significativo, ya que los pacientes mayores tienen un mayor riesgo de desnutrición, lo que incrementa la probabilidad de complicaciones durante su estancia hospitalaria. Además, un bajo nivel socioeconómico puede limitar el acceso a alimentos adecuados antes de la hospitalización, lo que incrementa el riesgo de que un paciente ingrese ya desnutrido o desarrolle desnutrición durante su internamiento.
"La detección temprana, la evaluación continua y la intervención nutricional adecuada son cruciales para optimizar los resultados clínicos y minimizar las complicaciones y costos asociados" declaró la Dra. Cynthia Vega Director de Relaciones Medicas de PiSA Farmacéutica.
La desnutrición en el contexto hospitalario también aumenta el riesgo de infecciones, deteriora la cicatrización de heridas y puede llevar a la caquexia (síndrome de deterioro progresivo), sarcopenia (perdida de masa muscular, fuerza y funcionamiento de los músculos en adultos mayores) y fragilidad. Estos problemas afectan la calidad de vida del paciente, e incrementan los costos asociados a su atención, que pueden ser hasta un 25% mayores que en pacientes nutridos.
Para prevenir y manejar la desnutrición hospitalaria, es esencial implementar una evaluación nutricional integral y definir un plan de nutrición clínica dependiendo del estado del paciente. Esta evaluación debe considerar antecedentes relevantes y patologías actuales para calcular adecuadamente los requerimientos nutricionales.
"Es fundamental detectar a tiempo a un paciente con o en riesgo de desnutrición e implementar oportunamente un plan incluyendo intervenciones dietéticas y apoyos nutricionales que ayuden a alcanzar los requerimientos del paciente cuando la ingesta no está siendo suficiente o no es posible." afirmó la Dra. Cynthia Vega, Directora de Relaciones Medicas de PiSA Farmacéutica.
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