Previo a su informe como gobernante sustituto de la CDMX, Batres convocó a los coordinadores legislativos de los partidos a sus oficinas del Zócalo, para planchar su comparecencia.
Les dijo que si alguno tenía pendientes importantes se lo dijeran, y que él estaría en la mejor disposición de ayudarlos; la intención era que su presencia ante los diputados capitalinos fuera tersa.
Si bien existieron algunos comentarios, en realidad no se planteó nada importante y fue así como se acordó el esquema de su visita a Donceles, donde siempre hay escándalos, y más cuando el gobernante en turno va de salida.
Quedó claro que habría críticas de la oposición —como tiene que ser—, pero que éstas serían civilizadas. Por eso sorprendieron los ataques del panista Andrés Atayde, quien acusó al gobernante de utilizar los instrumentos del Estado para perseguirlos políticamente.
Esas palabras molestaron tanto a Batres, que lo hicieron sacar su lado más porril, y respondió con el hígado a los panistas, amenazándolos con ahondar las investigaciones sobre el Cártel Inmobiliario en la alcaldía Benito Juárez.
Delante de su cuñado Ulises Lara, encargado de la Fiscalía de Justicia capitalina —quien asistió como invitado al recinto legislativo—, les advirtió que el asunto no había terminado, y que las carpetas judiciales seguirían abiertas.
El desaguisado llegó a los oídos del panista Jorge Romero, cuyo grupo político gobierna las alcaldías Benito Juárez y Miguel Hidalgo —con Luis Mendoza y Mauricio Tabe, respectivamente—, quienes alertaron que esa actitud podría poner en riesgo sus administraciones.
Y ni qué decir de los expedientes abiertos contra dirigentes del partido albiazul y, que, incluso tienen en la cárcel a algunos exfuncionarios, entre ellos al excoordinador de los diputados locales del PAN, Christian von Roehrich.
Tras discutir el caso, los suspiritos azules acordaron comportarse como oposición responsable, y alejarse de la posición bélica que mantuvieron todo el sexenio anterior, a fin de facilitar acuerdos con el gobierno de Clara Brugada, quien asume el sábado.
El PAN le dará —de saque— el beneficio de la duda a Clarita, pues César Cravioto, quien será su secretario de Gobierno, está mostrando buena mano izquierda y hasta el momento les ha dado trato, a pesar de ser alumno de Batres.
Confían en que Cravioto, con incipiente fama de porrito en desarrollo —quizá por influencia de su jefe—, haya aprendido y que con él se puedan lograr buenos acuerdos para que todos caminen bien.
Quizá a ello se deba el discurso que la presidenta de la Mesa Directiva, Martha Ávila, emitió en la toma de protesta a los nuevos alcaldes, invitándoles a olvidar la lucha electoral y a trabajar de la mano del gobierno local en beneficio de los capitalinos.
Las expectativas son que Cravioto dé el salto de calidad que no pudo dar Batres; en tanto, hay luna de miel en Donceles.
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