Martín Aguilar
Durante la presentación de su libro "La Duda Sistemática", de Francisco Labastida Ochoa, figura clave de la política mexicana, revela en "La Duda Sistemática" una profunda reflexión sobre sus más de cinco décadas de vida pública.
Con un título que refleja la incertidumbre constante en su camino, Labastida expone cómo desde los 19 años asumió responsabilidades públicas que lo llevaron a ser Secretario de Gobernación, donde enfrentó la tarea de reconstruir las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo, mejorar la seguridad pública y gestionar el conflicto con el EZLN en tiempos de Zedillo.
Acompañados de los periodistas, Sergio Sarmiento y de Jesús Silva Márquez en un conocido hotel de Polanco, Labastida Ochoa
En su libro, Labastida Ochoa, también detalla momentos complejos, como sus reuniones con el ex presidente Luis Echeverría y el caos de aquel periodo. Tras una carrera dedicada al servicio público, en el año 2000 se convirtió en el primer candidato presidencial del PRI en perder una elección, un hito que transformó la política del país y lo llevó a una profunda introspección sobre las lecciones de la derrota.
Además, Labastida plantea una de las grandes disyuntivas de la política: ¿es inevitable la mentira en la carrera pública? A través de su mirada crítica, ofrece respuestas a esta cuestión y comparte enseñanzas valiosas para las nuevas generaciones de servidores públicos.
Su autobiografía no solo es un repaso de la historia reciente de México, sino también una guía moral para aquellos que buscan comprender el papel de la ética en la política.
De hecho, se puede decir que la caída estrepitosa del Partido Revolucionario Institucional (PRI) inició con este personaje al ser derrotado en la elección presidencial de 2000 por el guanajuatense Vicente Fox Quesada, el abanderado de la coalición conformada por los partidos Acción Nacional (PAN) y Verde Ecologista de México (PVEM).
A muchos de nosotros nos hubiera encantado encontrar en La Duda Sistemática un poco de autocrítica, asi lo dijo el ex Secretario de Gobernación, quien fue tibio, tibio, tibio y durante su gestión como gobernador de Sinaloa, cosa que también olvidó recordar en su autobiografía, fue cuando el narcotráfico comenzó a expandir y a consolidar su poder. En ninguna de las páginas de este libro se leen por ningún lado los nombres de Rafael Caro Quintero y los hermanos Arellano Félix.
Palabras que ahora cobran una importancia mayor, pues justo en La Duda Sistemática, don Francisco tuvo una oportunidad de oro para transitar del autoengaño a la autocrítica
Cuando ganó la senaduría, su partido político estaba en la debacle del tercer lugar nacional. Sin embargo, Labastida fue el candidato senatorial con mayor voto favorable en todo México. Y es que los sinaloenses lo quieren a tal grado que está rankeado entre los tres más queridos por sus paisanos. Los otros dos son Pedro Infante y Lola Beltrán.
Tuvo encargos de alto nivel con cuatro presidentes y con otros tantos los ayudó de a gratis. En dos ocasiones ocupó subsecretarías. Estuvo cuatro veces en el gabinete presidencial. Fue embajador, senador de la República y gobernador de Sinaloa. Y fue candidato a la Presidencia de la República. Quiero destacar que sus cargos de elección los ganó arrolladoramente.
El libro contiene un menú muy suculento, que no adelanto para no quemar vísperas al lector. Pero sí puedo decir que la pluma autora está muy autorizada. Labastida ha sido un funcionario muy reconocido y muy respetado. Se le reconocen muchos méritos. Por ejemplo, es el mejor conocedor de la política energética. Muchos lo llaman "el Ortiz Mena de la energía nacional"..,
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