Aunque la fecha fatal para que tomara la dirección general del Metro estaba prevista para marzo, todo indica que Clara Brugada decidió no aguantar más a Guillermo Calderón y llamar del bullpen al exjefe delegacional de Cuajimalpa, Adrián Rubalcava, para que entrara al relevo.
A finales del año pasado se hablaba de la llegada de Rubalcava, quien tenía la invitación de Clarita y la bendición de Claudia Sheinbaum, pero el retraso en la entrega de la Línea 1 retrasó su incorporación.
Cuando Sheinbaum era jefa de Gobierno ordenó la rehabilitación total de la línea más antigua —se hizo en los 60—, y ofreció terminarla en 2022. Para ello contrató a la empresa china CRRC, que cuesta a los chilangos dos mil millones de pesos por año, y así seguirá hasta 2032.
Pero los chinos incumplieron y actualmente hay un litigio internacional con ellos, pues se niegan a pagar las multas por los retrasos, incluso pusieron una contrademanda en la que reclaman mil millones de pesos por concepto de deuda.
Como las obras llevan más de dos años de retraso, Brugada ha frenado el cambio porque quiere que Calderón limpie su cochinero antes de irse. Pero como eso no se ve cercano, igual y toma la decisión de incluir ya a Adrián.
La primera opción de Clarita para el Metro había sido Jorge Gaviño, exdirector del STC con Miguel Ángel Mancera, pero el hoy secretario general del IMSS se escabulló; de menso se echa de nuevo ese trompo a la uña.
Aunque todo mundo considera a Calderón ineficiente, Clarita decidió aguantarlo mientras pensaba en alguien. En esa coyuntura se coló Rubalcava, pues si bien colabora con Omar Hamid García Harfuch, la relación entre ambos se deterioró y el exdelegado pidió salir.
Como no se ve para cuándo puedan terminar los chinos, la idea es que Adrián asuma ya la dirección y que Calderón se quede exclusivamente como encargado de sacar los pendientes de la Línea 1, con lo que Clarita quedaría protegida.
Reza un dicho mexicano que "lo que no fue en tu año no es tu daño", y con eso la jefa de Gobierno podría resbalar el pleito con los asiáticos, si llegara a escalar. O, incluso si pasara una tragedia —que nadie desea— en el Metro.
Así que, como se dicen en el barrio, "¡lo que va a ser, que truene!, porque al gusano naranja le urge algo más que una manita de gato; necesita una garrita de león, que quizá con una visión más fresca se le pueda dar.
Porque si bien Adrián no es especialista en transporte —ni necesita serlo—, sí sabe de administración pública y eso es lo que urge en el STC. Lo demás es lo de menos, pues para operar están las áreas técnicas que se encargan de que técnicamente todo camine bien.
Aunque Rubalcava ya no tendría margen para meter mano en los contratos para el sistema, pues Clarita lo dejaría con las manos atadas, la verdad urge su presencia antes de que colapse en definitiva el Metro.
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